Intestino permeable o leaky gut, ¿lo conoces?

Intestino permeable o leaky gut, ¿lo conoces?

¿Te inflamas constantemente del estómago o sientes dolor? ¿Tienes mucho cansancio? ¿Tienes algún problema en la piel como dermatitis? Lo más probable es que presentes una alteración de la permeabilidad del intestino, pero el problema con la permeabilidad intestinal aumentada es que al principio no notamos gran cosa más que algunos síntomas con los que aprendemos a vivir.

Y te preguntarás, ¿de qué trata el intestino permeable? Primero que nada, hay que entender que el intestino es naturalmente permeable. La superficie que reviste todo el tracto gastrointestinal está conformada por células que componen una barrera. Dentro del intestino esta barrera también mantiene un adecuado desarrollo del sistema inmunitario. La alteración de los componentes de la barrera modifica su función, como por ejemplo cuando el intestino se inflama demasiado, las aperturas entre las células epiteliales en la barrera intestinal, llamadas “uniones estrechas” (tight junctions) permiten el paso al torrente sanguíneo de toxinas, microbios y partículas de comida sin digerir, entre otros. Y esto hace posible que todo ello pueda circular por nuestros cuerpos, favorece el desarrollo de respuestas inmunitarias exageradas, y se relaciona con el desarrollo de enfermedades de origen inflamatorio digestivas, neurológicas e inmunológicas. La barrera intestinal está especialmente adaptada para la colonización por bacterias que participan en los procesos digestivos e influyen en el desarrollo y la función del sistema inmunitario intestinal. Estas dos funciones, digestiva y defensiva, son llevadas a cabo gracias a la anatomía de la mucosa de dicha barrera.

Ahora bien, los elementos que componen la barrera intestinal facilitan la absorción de nutrientes, mantienen la hidratación del tejido y protegen su revestimiento. Uno de los componentes principales es la flora intestinal o microbiota, que influye en el metabolismo y mantenimiento de la barrera epitelial. Un poco más adentro se encuentran células del sistema inmunitario, sistema nervioso entérico y tejido conectivo. Las células inmunitarias del tracto gastrointestinal conforman el llamado tejido linfoide asociado al intestino (gut-associated lymphoid tissue, GALT). Después le sigue el tejido conectivo donde se encuentran vasos sanguíneos y células que secretan colágeno para mantener la estructura. Por último el sistema nervioso coordina las funciones digestivas y el mantenimiento de la homeostasis intestinal a través de la liberación de neurotransmisores y de la interacción neuro-inmunológica. Es por esta parte del sistema nervioso que encontramos en el intestino que se dice que el intestino es nuestro segundo cerebro.

Como mencionamos anteriormente, la barrera tiene una permeabilidad natural que permite el paso de sustancias como nutrientes al torrente sanguíneo. Sin embargo, cuando existe una permeabilidad aumentada, mucho del contenido intestinal que no debería filtrarse logra penetrar al torrente sanguíneo y se genera una respuesta pro-inflamatoria lo que conduce a síntomas mas o menos molestos con los que aprendemos a vivir como dolores de cabeza, cansancio, diarrea, inflamación abdominal, dificultad para bajar de peso, dolores articulares, entre otros. Sin embargo, la progresión desde el aumento de la permeabilidad intestinal hasta la aparición de una enfermedad implica un desequilibrio de diversos factores. Algo interesante y donde se esta centrando mucha atención es que se ha demostrado que el incremento en la permeabilidad está asociado a un aumento en la proteína zonulina, la cual induce la reorganización de la barrera intestinal. Una respuesta exagerada del sistema inmunológico mantenida por mucho tiempo, indudablemente termina en el desarrollo de una enfermedad autoinmune. La alteración en la barrera intestinal también se ha involucrado en el desarrollo de la alergia y sensibilidad alimentaria, ya que estos pacientes muestran un aumento de la permeabilidad intestinal. Otro ejemplo de enfermedades relacionadas con el incremento de la permeabilidad intestinal son el síndrome de intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).

Las enfermedades autoinmunes necesitan una combinación de genes particulares, hiperpermeabilidad intestinal y un detonante de origen bacteriano, tóxico o alimenticio. Con base en esta teoría, reducir la permeabilidad intestinal y los alimentos que la desencadenan reduciría la probabilidad de desarrollar una enfermedades autoinmunes.

La función de la barrera intestinal es primordial en el mantenimiento de la salud y equilibrio del cuerpo para la prevención de respuestas inmunes exageradas que resulten en inflamación crónica tanto intestinal como de todo el cuerpo. Actualmente, se conoce que el aumento de la permeabilidad intestinal se relaciona con síntomas como nublamiento mental (brain fog), falta de concentración, ansiedad y enfermedades como artritis, asma, depresión y alzheimer. Por esta razón, evitar cualquier desregulación de la permeabilidad de la barrera intestinal debe ser el objetivo en la prevención de enfermedades inflamatorias. Algunas recomendaciones para prevenir o restablecer una correcta permeabilidad intestinal son: -Dentro de la dieta evitar alimentos pro-inflamatorios como azúcar refinada, harinas blancas, picantes, irritantes, gluten y lácteos; aumentar el consumo de alimentos fermentados como kéfir, chucrut, sauerkraut o pepinillos en conserva y llevar una dieta antiinflamatoria rica en antioxidantes. -Mejorar el manejo de emociones y estrés a través de herramientas como la respiración y la meditación. -Evitar el consumo de alcohol.

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Fuentes

https://scielo.isciii.es/pdf/diges/v107n11/es_revision.pdf

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6790068/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30340384/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22109896/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33371435/

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